COMER EN BILBAO. RESTAURANTE AMAREN

El restaurante Amaren está situado en el centro de la ciudad, casi en la Gran Vía de Bilbao. Tan solo hay que meterse por la calle Diputación, andar unos metros y allí está. Además de tener un comedor, también sirven en mesas altas en la zona de la cafetería y tienen una terraza cubierta en el exterior. Nuestra primera idea era probar sus hamburguesas en la zona del bar, pero cuando vimos la chuletas, no pudimos resisitirnos y reservamos para comer en el restaurante.

Comedor del restaurante Amaren

De camino al comedor y una vez se pasa la barra, lo primero que vimos fue el expositor de las diferentes cintas de chuleta que sirven. No somos, ni mucho menos, unos expertos en carne, ganado o razas, pero, así, a simple vista, tienen una pinta estupenda. Detrás de esta nevera está la cocina, con este concepto que hay ahora de cocina abierta, que se ve todo lo que están haciendo. Y después, el comedor. La verdad es que me esperaba un comedor más amplio. También es cierto que había un grupo bastante grande, pero la estancia no nos resultó cómoda. La mesa era bastante amplia, pero la sensación que tuvimos, fue de estar un poco apretujados. Yo creo que tendremos que volver otro día, a ver si no hay un grupo y la sensación que tenemos es distinta.

Cintas de chuletas del Restaurante Amaren

Una vez situados, empezamos a leer la carta y, la verdad, apetecía todo. Además nos recomendaron más platos que estaban fuera de carta, aunque aquí no nos dijeron lo que costaban como nos pasó en el Restaurante Nido. Lo que sí teníamos claro era que la parte carnívora del grupo iba a comer chuletón. Pescados hay algunos, tampoco una lista muy largo, pero si no te gusta la carne, hay opciones. De primero para compartir, lo que pedimos fue vieiras sobre falso risotto de hongos, beicon ahumado y ali-oli de ajo negro y verduras de temporada con aceite de trufa y crujiente de yuka y plátano macho.

Vieiras sobre falso risotto de Hongos. Restaurante Amaren

Las verduras estaban riquísimas. Parece increíble que algo tan sencillo esté tan rico, pero así fue. Vainas, brócoli, tomatitos, zanahorias, espinacas, cebolla, pimiento y seguro que me dejo algo más. Un plato muy colorido y muy sabroso. 

Con el plato de vieiras hubo menos acuerdo. Somos grandes amantes de las vieiras y las pedimos casi siempre que las vemos. Esperábamos un plato con las vieiras en su concha e igual por eso no gustó tanto. A mí personalmente sí que me gustó, pero es cierto que igual le faltaba un poco de "rock and roll".

Verduras de temporada. Restaurante Amaren

De segundo, pedimos chuletón de ganado Mayor. Es realmente difícil elegir la carne, sobre todo cuando no tienes mucha idea, pero ésta no tenía un precio desorbitado y estuvo muy rica. Como nos gusta la carne muy hecha, pedimos que nos la sacaran un poco más hecha de cocina y también nos pusieron una especie de brasa para terminar de hacerla. El punto nos la sacaron como a nosotros nos gusta, algo que es de agradecer. Como curiosidad, y que no me había pasado nunca, antes de hacerla, nos sacaron el trozo en crudo, como se hace normalmente con el pescado, para enseñárnoslo y dar el visto bueno. La ración muy generosa, sin mucho gordo ni mucho hueso. Además la carne va acompañada de patatas fritas caseras y pimientos rojos que estaban exquisitos.

La parte no carnívora del grupo escogió esta vez el rape negro a la brasa con brunoise de verduras en su jugo reducido al txakoli. Tenía una pinta también muy buena, y parece que estaba muy bueno porque no quedó nada en el plato.

Chuletón de ganado mayor. Restaurante Amaren

Rape negro a la brasa. Restaurante Amaren

Y como no puede ser de otra manera, también pedimos postres. Aquí la elección estuvo más que difícil porque ¡nos apetecían todos!. Al final lo que escogimos fue crema fría de chocolate blanco, gelée de torrefacto y helado de mandarina, Milhojas crujientes con yogurt y torrija caramelizada con helado de vainilla. Todos muy recomendables.

Crema fría de chocolate blanco. Restaurante Amaren

Milhojas crujientes. Restaurante Amaren.

Torrija caramelizada. Restaurante Amaren.

Todo lo acompañamos con un tinto de la Rioja, Luis Cañas, y un blanco Godello Vega Lucía, que tenía mucho peligro, porque fresquito se bebía solo. Un café y una pequeña sobremesa, porque nos fuimos enseguida. La comida estuvo muy buena, el precio acorde a la comida y al centro de Bilbao, la única pega lo que he dicho al principio del post. Creo que en algún momento tendremos que repetir en el Restaurante Amaren, para quitar esa espinita. Seguiremos investigando restaurantes de Bilbao y alrededores para seguir contándolo. ¿Alguna recomendación?
Si queréis conocer más restaurantes donde comer en Bilbao y los alrededores, no os podéis perder los otros post que he escrito.