Una de las razones por las que decidimos hacer una escapada a Valencia fue para comer en el Restaurante La Salita. Su propietaria y chef, Begoña Rodrigo, fue la ganadora de la primera edición del talent show Top chef. Desde que vimos el concurso, teníamos ganas de visitar La Salita y un día, hablando con unos amigos, se nos calentó la cabeza, compramos los billetes de avión para Valencia y reservamos mesa para comer en el Restaurante La Salita.
La cocina de La Salita es una cocina de vanguardia, mediterránea y, yo diría, que muy original. No tiene carta. Ofrece dos menús, uno corto y uno largo, que va cambiando periódicamente. Aquí va lo que nosotros comimos.
Para empezar, la barraca valenciana. Cinco aperitivos presentados en una especie de casita o barraca. Cinco sabores bastante diferentes, para comenzar abriendo boca y para hacernos una idea de lo que nos esperaba.
Barraca valenciana |
Ensalada de encurtidos y salazones con aceite de albahaca. No sé muy bien que llevaba este plato, pero, además de la bonita presentación, estaba muy rico.
Sardinas y sardajo. Sobre un puré de berenjena ahumada estaba la sardina braseada. El nombre del plato no me parecía muy apetecible, pero de sabor estaba muy rico, muy suave y con una textura muy agradable.
A estas alturas de la comida nos dimos cuenta que cada uno de los platos lleva su menaje correspondiente, incluidos los cubiertos. Todo un ejercicio de diseño.
Ensalada de encurtidos y salazones |
Sardinas y sardajo |
Brandada de guisantes frescos y anguila. Sabor potente del guisante y un verde intenso. No había probado la anguila nunca y me gustó mucho.
Arroz de placton marino y alioli de lima. Estando en Valencia no podía faltar un plato de arroz. Un sabor diferente pero muy sabroso.
Pijota en adobo gaditano con menestra en fondo de manitas. La pijota es lo que en el norte se llama pescadilla, la cría de la merluza. Un plato de mar y montaña muy equilibrado.
Brandada guisantes frescos y anguila |
Arroz de placton marino y alioli de lima |
Pijota en adobo gaditano con menestra en fondo de manitas |
Apio gin granizado. La reinvención del típico sorbete a media comida. Un sabor fresco que viene muy bien para descansar y limpiar el paladar.
Apio gin granizado |
Raviolis de rabo de toro en su jugo y conquat. Es el plato que a mí más me gustó. Sabor intenso del rabo de toro que estaba suavizado con la pasta del ravioli y con el toque cítrico del conquat, la naranja enana. Un plato exquisito.
Topinambur, alcachofas y pato lacado. Descubrimos que el topinambur es un tubérculo con un gran potencial medicinal. El pato, solo marcado, quizá fue lo más flojo de todo el menú.
Raviolis de rabo de toro su jugo y conquat |
Topinambur alcachofas y pato lacado |
Y ya, llegamos a los postres. Fresas con nata y yuzu a nuestra manera y ganaché de chocolate con crema inglesa de canela. A pesar de que soy una amante incondicional del chocolate, y he de reconocer que estaba muy rico, me sorprendió el postre de fresas con nata. Muy recomendable.
Fresas con nata y yuzu a nuestra manera |
Ganaché de chocolate con crema inglesa de canela |
En cuanto al vino tenían una amplia carta de vinos que no conocíamos, así que como queríamos probar algo nuevo nos dejamos aconsejar. Pedimos primero una botella de una bodega valenciana llamada Filoxera & Cía. El vino se llamaba "Sentado sobre la bestia". Curioso nombre, tanto de la bodega como del vino. A mí el nombre de La filoxera me pareció muy original. Es un pulgón que ataca la vid y que a finales del S. XIX y principios del S. XX se convirtió en una plaga que redujo monumentalmente la superficie de viñedos de Europa. La plaga de la filoxera cambió para siempre la forma de elaborar el vino. Es como un punto y aparte, antes y después de la filoxera. Todo un guiño a la historia vitivinícola. Un tinto de entrada potente, con volumen y muy equilibrado.
También probamos otro vino de Bodegas Mendoza, de Alicante, llamado Santa Rosa. Un vino tinto con uvas de variedad francesa como Cabernet, Merlot y Syrah. También muy rico.
Ambos vinos nos los sirvieron en un decantador y con cambio de copa de vino. Que no se diga.
Vino Santa Rosa y La Filoxera |
Con los cafés, nos sacaron el carrito de los petit fours. Sinceramente,
los emplatados y presentaciones de la comida merecen un aplauso.
Petit fours |
Nos gustó mucho el restaurante La Salita y la experiencia gastronómica. El servicio y el trato del personal del restaurante fue muy bueno y atento, explicando al detalle cada uno de los platos que servían. En definitiva, comer en el Restaurante La Salita es un festival para la vista y una explosión de sabores. Si tú también tienes ganas de visitar La Salita, no lo dudes mucho, que "tiene fecha de caducidad". La propia Begoña Rodrigo lo comenta en una entrevista para Guía Hedonista. ¿Te animas a probarlo?.
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